Nos dirigimos a la habitación. La dejo de pie, en frente de la puerta cerrada, corro las cortinas (para que nos podamos tocar, sin hacer falta que nos miremos) y me dirijo hacia ella. Está muy callada, como si estuviese nerviosa.
La cojo de la cintura y la atraigo hacia mí. Le beso el cuello, bajo un poco y la cojo en brazos dejándole la cara en frente de mí. Ella pone sus manos en mi pecho y yo, mientras, la beso apasionadamente.
La empujo contra la pared y le acaricio sus suaves y a la vez tersas piernas subiendo hasta su muslo y, después dejo que ponga sus pies en el suelo y le quito el vestido y el tanga. Después, mientras yo le desabrocho el sujetador ella me desabrocha los vaqueros rápidamente su si estuviese deseosa de disfrutar. Nos tumbamos en la cama, ella arriba y yo abajo y me besa y me lame tiernamente el torso. Le acaricio su rubio y ondulado cabello y luego la penetro. Se oye un gran gemido por parte de los dos. Varias veces oigo el timbre de la puerta y a la vecina quejándose. Pero nosotros casi no nos damos cuenta, puesto que los movimientos cada vez son más rápidos y los gemidos más excitantes hacen que cada vez suba más la adrenalina.
De un momento a otro e inconscientemente nos damos la vuelta y esta vez yo me coloco encima de ella. Mientras esta vez la penetración es más profunda y con más fuerza, ella por este empuje pone sus manos sobre mi espalda y me aprieta contra ella mientras me rasguña, dejando su marca. Después me tumba a su lado y ella apoya su cabeza quedándose dormida, con su mano derecha apoyada en mi barriga. Después de este apasionante encuentro no se cómo explicarle que hay otra. Otra que me ruboriza con su forma tan sensual de andar moviendo las caderas. Será su peor enemiga, Regina.
- Estás muy pensativo
- Es que...estoy recordando el arrebato de pasión que tuvimos.
- Lo has hecho muy bien, como si hubieras tenido experiencia con otras mujeres.
- Eso ahora no importa, aunque me alagan tus palabras.
Ella se duerme mientras yo me ruborizo con tan sóplo pensar que la tengo frente a mí, a medio metro y no la puedo besar ni hacerla disfrutar. Pero mi prioridad ahora es esperar la reacción que tendrá Luisa ante esta escena que no la hago por un motivo especial.
La cojo de la cintura y la atraigo hacia mí. Le beso el cuello, bajo un poco y la cojo en brazos dejándole la cara en frente de mí. Ella pone sus manos en mi pecho y yo, mientras, la beso apasionadamente.
La empujo contra la pared y le acaricio sus suaves y a la vez tersas piernas subiendo hasta su muslo y, después dejo que ponga sus pies en el suelo y le quito el vestido y el tanga. Después, mientras yo le desabrocho el sujetador ella me desabrocha los vaqueros rápidamente su si estuviese deseosa de disfrutar. Nos tumbamos en la cama, ella arriba y yo abajo y me besa y me lame tiernamente el torso. Le acaricio su rubio y ondulado cabello y luego la penetro. Se oye un gran gemido por parte de los dos. Varias veces oigo el timbre de la puerta y a la vecina quejándose. Pero nosotros casi no nos damos cuenta, puesto que los movimientos cada vez son más rápidos y los gemidos más excitantes hacen que cada vez suba más la adrenalina.
De un momento a otro e inconscientemente nos damos la vuelta y esta vez yo me coloco encima de ella. Mientras esta vez la penetración es más profunda y con más fuerza, ella por este empuje pone sus manos sobre mi espalda y me aprieta contra ella mientras me rasguña, dejando su marca. Después me tumba a su lado y ella apoya su cabeza quedándose dormida, con su mano derecha apoyada en mi barriga. Después de este apasionante encuentro no se cómo explicarle que hay otra. Otra que me ruboriza con su forma tan sensual de andar moviendo las caderas. Será su peor enemiga, Regina.
- Estás muy pensativo
- Es que...estoy recordando el arrebato de pasión que tuvimos.
- Lo has hecho muy bien, como si hubieras tenido experiencia con otras mujeres.
- Eso ahora no importa, aunque me alagan tus palabras.
Ella se duerme mientras yo me ruborizo con tan sóplo pensar que la tengo frente a mí, a medio metro y no la puedo besar ni hacerla disfrutar. Pero mi prioridad ahora es esperar la reacción que tendrá Luisa ante esta escena que no la hago por un motivo especial.
Bastante cutre, pero hay veces en las que una tiene que poner escritos como éste para darse cuenta de lo que ha avanzado lingüísticamente. Lástima que tenga que recurrir a estas cosas, pero me parece bastante divertido; así nos reímos todos un rato de nuestras locuras de adolescente.
