Me remito a esta famosa frase de Alicia en el país de las maravillas para resumir mi día de hoy porque, al fin y al cabo, ayer tuve una buena dosis de felicitaciones y hoy toca mi no-cumpleaños. ¿Por qué lo de destino final? Pues bueno, la verdad es por un poco de todo. Tengo la impresión *hablando como el filósofo Hume* de que últimamente el destino me persigue. No sé si será porque se ha enamorado de mí o qué, pero la cuestión es que empieza a resultar un tanto desesperante. Me da la sensación de ser la mismísima protagonista de Crónica de una muerte anunciada puesto que, a pesar de tantas señales, no me entero todavía de cuál es el objetivo. Puede ser casualidad o puede ser el destino, pero lo importante es el caos y estrés mental que provoca esa situación. Por ejemplo: veo a una pareja de enamorados y digo lo típico: ¡ay, qué bonito! Bastó pronunciar esas simples palabras para que empezara a ver por doquier parejas pululando y mostrando su amor al mundo; quizá quiera que me busque un novio. También el tiempo se empeña en hacerme señales, esta vez para impedirme salir y que me quede estudiando, supongo.
Pero lo que realmente importa, es que ahora puedo comprar alcohol legalmente, como diría Yaiza. A ella, a mi maravillosa Morticia, le dedico esta parte de la entrada. Todo comenzó en clase de psicología, cuando estábamos viendo el aprendizaje de los chimpancés. Como dicen los maestros, a nuestra edad se nos presupone que tenemos que tener cierta madurez. Pues bien, digo yo, ¿qué mayor madurez que darnos cuenta de la estupidez moral de los humanos? Llegamos a esa conclusión después repugnarnos ante la idea de que antes *y también ahora* se sigue utilizando el comportamiento animal como excusa de las acciones humanas. Es decir, que el machismo se argumenta por el comportamiento del macho alfa respecto de la hembra en celo. Para que luego digan que hemos avanzado moralmente; quizás sí, pero hacia atrás.
En definitiva, no sé si al final el objetivo del destino es que me quede estudiando o que me busque un novio *o una novia, porque en esta vida hay que probar de todo*, pero de lo que sí estoy segura es de que ha hecho que escriba en el blog para quitarle las telarañas y dejarlo feliz y deseoso de una nueva entrada.
